Entre por la puerta de la derecha y entre en la sala que interpretamos como el comedor de los Brown.
A lo largo del museo verá exposiciones que no solo destacan las colecciones de la Rhode Island Historical Society, sino que también verá objetos que iluminaron los aspectos de la vida diaria en la era de la Nueva República. En el siglo XVIII, una mesa de comedor permitía una gran flexibilidad de uso. Podría ser desmontado, alterado y reubicado para optimizar la funcionalidad y cumplir las necesidades de cualquier ocasión. El té y otras meriendas podían ser tomadas en otras áreas de la casa, incluyendo el dormitorio, mientras que la comida más grande del día y los eventos más elaborados se centraban en el almuerzo del mediodía. James Brown escribió una vez en su diario en 1791: "Tenemos una cena de tortuga, 22 caballeros en nuestro comedor. La Tortuga ha sido lo mejor que he probado en mi vida, y algunos invitados estuvieron sentados hasta las doce." Si bien los sirvientes hacían la mayor parte del trabajo de la cocina, sabemos por medio de las cartas y diarios de la familia que Sarah no era ajena a este espacio. Con sus tartas y pasteles ella participaba en el entretenimiento y deleite de sus huéspedes con sus propias creaciones culinarias.
Si mira alrededor de la habitación, podrá que a su izquierda se puede ver donde terminó la casa original construida en 1788. Los Gammell, la familia que aquí en la segunda mitad del siglo XIX, agrandaron la casa hacia más allá de la pared de ladrillo rojo que se ve detrás de la ventana.